TOULOUSE
La ciudad rosada

Cuando el sol se pone sobre los tejados de Toulouse, la ville rose (ciudad rosada), hace, más que nunca, honor a su sobrenombre. El color rosado de los ladrillos de los edificios se funde con el cielo del atardecer dando lugar a una atmósfera cálida y romántica que invita a la contemplación de este magnífico crepúsculo. Y además, hay violetas por todas partes.
SARA PENALBA
Industria, innovación y patrimonio arquitectónico y artístico hacen de Toulouse (Tolosa de Francia en español) un destino turístico integrador, donde modernidad y tradición son cómplices que enamoran a los visitantes.
Paseando por el centro histórico nos maravillamos con la belleza de sus edificios renacentistas. El palacio de Assézat, que en la actualidad alberga la fundación Bemberg, un museo privado que guarda una importante colección de pinturas; el palacio de Bernuy, flanqueado por una torre octogonal; el palacio de Viejo- Raisin; el palacio de Clary o el palacio de Pierre, son algunos de los tesoros que ha conservado Toulouse, la ciudad francesa con mayor número de palacios renacentistas. Estas prestigiosas mansiones, edificadas en el siglo XVI por los ricos mercaderes, dan testimonio del período fastuoso que conoció la ciudad en la época del comercio de la hierba pastel (Isatis tinctoria). Esta planta, muy utilizada por sus propiedades cosméticas y para el tintado en color añil, se cultivaba entonces en las llanuras de los alrededores de Lauragais. Actualmente la marca Graine de pastel comercializa productos cosméticos naturales elaborados a partir de esta hierba; y el Resort Terre de pastel cuenta con un “Spa Azul” así como con un museo, único en Francia, dedicado a la hierba pastel.


La ciudad vieja nos permite así mismo disfrutar de la visita a la basílica de Saint-Sernin, una obra maestra del arte románico; y al conjunto conventual de los Jacobinos, joya del arte gótico languedociano, con su claustro y su bella iglesia de ladrillo.
Situada en el mismísimo corazón de la ciudad, se encuentra la Plaza del Capitolio; donde restaurantes, terrazas y bonitos inmuebles rosados rodean el impresionante Capitolio, edificio del siglo XVI que alberga el Ayuntamiento, el Teatro y la Ópera. En el interior de esta construcción de 8 columnas, es imprescindible visitar la Sala de los Ilustres, inspirada en la Galería Farnese de Roma. En la parte trasera encontramos además la antigua Torre de los Archivos, curioso torreón del siglo XVI que es en la actualidad la sede de la Oficina de Turismo de Toulouse.
Las calles llenas de vida del centro histórico, jalonadas por restaurantes y tiendas, resultan ideales para hacer compras o saborear una consumición en alguna de las numerosas terrazas de café. En este aspecto, las costumbres y la manera de vivir del suroeste francés reflejan la proximidad con España
¡Y es que cualquier momento es bueno para concederse un pequeño capricho!


Acercándonos más a las orillas de la Garonne (el río Garona), encontramos el barrio de la Daurade, una zona preciosa e ideal para pasear, cuyo puerto fluvial ha sido recientemente renovado.
El paseo de Henri Martin, que bordea el Garona y el gran parque La Prairie des Filtres son lugares muy concurridos durante las estaciones cálidas, cuando los tolosanos aprovechan para disfrutar del aire libre, hacer picnics, pasear y tumbarse al sol.
Si queremos continuar respirando el aire fresco de la naturaleza y contemplando el sereno fluir del agua, podemos acercarnos al Canal du Midi (que significa literalmente: Canal del Mediodía en español), declarado patrimonio mundial por la Unesco; el cual une el río Garona con el mar Mediterráneo. En bici, corriendo, a pie, o incluso en patines, podemos recorrer las orillas de este canal bajo la agradable sombra de los árboles. Otra opción, si nos apetece algo más exótico, es el Jardín Japonés de Toulouse. Muy próximo a la estación de metro de Compans Cafarelli, este jardín zen nos transporta a las lejanas tierras del País del Sol Naciente.
Cuando se acerca la noche, tolosanos, estudiantes y visitantes de todas partes del mundo salen a disfrutar de la oferta nocturna de la ciudad rosada, donde edificios, mansiones y monumentos se engalanan con iluminaciones artísticas que resaltan la belleza del patrimonio de Toulouse “by night”. Toulouse cuenta con un gran número de bares, restaurantes, teatros, salas de espectáculos, pubs y discotecas. El ambiente joven y animado que reina en las calles facilita momentos de diversión y buen humor, saboreando un buen vino francés o bailando en los clubs del centro de la ciudad.
Pero aunque sea tentador perdernos en las calles, plazas, y parques de la ciudad y olvidarnos del tiempo hasta que, inevitablemente, tengamos que volver a casa; no podemos marcharnos sin descubrir todas las sorpresas que nos aguardan en el centro aeronáutico y el centro espacial. Y es que Toulouse es, ante todo, un polo orientado al futuro, donde el gran público puede embarcarse en una aventura espacial en la Ciudad del Espacio, la cual ofrece exposiciones interactivas y espectáculos; o poner rumbo a la factoría de Airbus, que, entre otras cosas, permite conocer el nuevo Airbus A380 por medio de visitas guiadas (imprescindible reservar con antelación), y el museo aeronáutico de Aeroscopia (que vincula pasado, presente y futuro de la aeronáutica).

CASSOULET DE TOULOUSE
El cassoulet es el plato rey de la cocina tolosana. Se elabora con ciertos ingredientes imprescindibles y con otros que varían según el cocinero. Lleva carne de cerdo (magro, codillo, salchicha de cocer) pero también confit de pato, tocino magro, salchicha de Toulouse, cuello y pecho de cordero. Existen también variantes a base de confit y grasa de oca. La alubia blanca debe ser de la región, como la de Tarbes, de piel fina para dejar que los otros msabores la impregnen, y semilla alargada y carnosa que se deshace en el paladar. El secreto de este plato regional está en su cocción: el cassoulet de Toulouse es un manjar que se debe cocer a fuego lento y saborearse gratinado. Muchas son las ciudades que se atribuyen su paternidad: ¿es oriundo de Castelnaudary, de Carcassonne, de Toulouse? Parece ser que los romanos comían ya un estofado de cordero y habas en la zona de Narbona. Hay historiadores que sitúan el origen del cassoulet en la Edad Media. Sin embargo, las alubias llegaron al suroeste en el siglo XVI, importadas de América… Cada cassoulet tiene su particularidad local. El de la ciudad rosa se enorgullece de llevar la salchicha de Toulouse, el de Castelnaudary incluye confit de oca, y al de Carcassonne se le añade pierna de cordero y perdiz.
LA CAZUELA: El nombre del cassoulet le viene de la cazuela en el que se cuece: la cassole. Este recipiente de barro está fabricado por los alfareros de Issel, aldea situada a 8 kilómetros al norte de Castelnaudary. Sus características térmicas son idóneas para la cocción necesariamente lenta del cassoulet y para que el calor sea uniformemente distribuido a todo el recipiente.