ALICANTE

Puro Mediterráneo

 

"Alicante es la brisa del mar, el tardeo en sus calles, saltar las teselas rojas, azules y crema de la Explanada y zambullirse en las cristalinas aguas de sus playas. Es Mediterráneo en estado puro."

OLGA BRIASCO

 

Tomada por las palmeras y por una luz que deslumbra, Alicante vive bajo el influjo del Mediterráneo y seduce con su brisa al atardecer, con sus noches de luna llena, con su cocina de temporada y por el carácter alegre de su gente. Un Mediterráneo que envuelve con su magia y cuyo embrujo va más allá de ese horizonte azul que guía la visita hasta que los pies se posan sobre la fina arena de sus playas, sea cual sea la época del año, pues Alicante goza de un clima envidiable.

Sin lugar a dudas, una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad la constituye la Explanada de España, con el suelo surcado por las olas de un mosaico serpenteante compuesto por más de seis millones de teselas de mármol que niños y no tan niños saltan mientras las gaviotas vuelan sobre el puerto. Un paseo tricolor —uno de ellos llamado rojo Alicante porque ese color solo se extrae en esta zona— delimitado por las palmeras, que huele a jazmín y madreselva, y que es testigo del trajín de la ciudad, con sus heladerías, restaurantes y puestos de artesanía. Seguro que también verá a artistas realizando retratos o caricaturas y, si es verano, oirá la música que sale del auditorio municipal de la Concha de la Explanada.

Alrededor de la explanada la ciudad bulle pero es posible abstraerse en el parque de Canalejas, con sus ficus centenarios. Luego, acérquese hasta el puerto, visite una exposición de la antigua lonja de pescado o sienta la navegación a 25 nudos a bordo de un VO70 en el Museo The Ocean Race, dedicado a la competición de vela más dura que existe. Desde el puerto tendrá unas hermosas vistas al castillo de Santa Bárbara, especialmente al atardecer, cuando éste se ilumine. Alce la vista y mire bien el monte Benacantil, sobre el que se aposentan las murallas de Santa Bárbara, ¿no ve la cara de un árabe con su turbante? Según cuenta la leyenda, es el rostro de un califa árabe que murió al poco de que su hija, Cántara, se tirara al vacío en la Sierra de San Julián —hoy conocida como el Salto de la Reina Mora— tras conocer que su amado, Alí, se había suicidado porque no había sido el elegido para casarse con ella. Conmovidos por la historia, decidieron aunar el nombre de los enamorados, Alí y Cántara, para dar nombre a la ciudad y que su amor perdurara eternamente.

Precisamente es hacia esa fortaleza medieval de origen árabe, el castillo de Santa Bárbara (Bien de Interés Cultural), donde debe ahora dirigir sus pasos—es posible subir en el ascensor situado al inicio de la playa del Postiguet—. Entre otras cosas, obtendrá las mejores vistas de la urbe y le aseguro que no se cansará de hacer fotos. Luego, visite el MUSA (Museo de la ciudad de Alicante) y en su camino de vuelta piérdase por las estrechas y empinadas callejuelas del Barrio de Santa Cruz, fotografiando sus casas de vivos colores adornadas por flores y visitando su emita. Si desea hacer un alto desvíese hacia el parque de la Ereta y disfrute de la panorámica.

Es mediodía y Alicante está hecha para ir de barra en barra y degustar tapas en las que no faltan los salazones, la gamba roja de Dénia, el sepionet, las quisquillas de Santa Pola… Pequeños bocados con personalidad que salen tras la barra de templos gastronómicos como El Piripi, La Taberna del Gourmet, El Portal Taberna & Wines o El Cantó. Incluso puede ser un buen momento para el ‘tardeo’ que, sin ser originario de Alicante, se ha convertido en una tradición. Y es que, para muchos, la cerveza del fin de semana a mediodía puede extenderse hasta el tapeo de la tarde pues tabernas y terrazas ofrecen una oferta gastronómica excelente y variada. Si prefiere disfrutar de una comida más relajada, una excelente opción es probar un buen arroz alicantino, que destaca por su sabor intenso, un punto del arroz suelto y un perfecto equilibrio de sabores. De entre ellos destacan el arròs a banda o de El Senyoret pero no deje de degustar otros como el caldero, la olleta, el arroz de atún, gambas y garbanzos o el de setas y molleja de pato.

Es momento de regresar sobre sus pasos para conocer los edificios históricos, tanto civiles como religiosos: el Ayuntamiento, la Casa Carbonell, la Diputación Provincial, la Basílica de Santa María, el Teatro Principal o la Concatedral de San Nicolás de Bari y su claustro del siglo XV, la emblemática Plaza de Luceros — centro de las mascletàs en Hogueras— o la Casa de las brujas. Sin olvidar el siempre animado mercado central, la plaza Calvo Sotelo o la icónica calle San Francisco, conocida como «la de las setas» por las esculturas que ‘nacen’ del suelo. Alicante puede presumir de tener una gran oferta museística que cubre distintos intereses y sensibilidades artísticas así que no dude en consultar la programación del MARQ (Museo Arqueológico Provincial de Alicante, el primero del Siglo XXI); el Museo de Arte Contemporáneo MACA, la Casa La Asegurada (1685); el Museo de Bellas Artes Gravina MUBAG, el Museo de Hogueras o el Museo de Belenes. Sin olvidar la antigua tabacalera, hoy reconvertida en un innovador multiespacio cultural: Las Cigarreras.

A estas alturas el embrujo del mar le lleva hasta las zonas de baño que hay en Alicante para pasar unas horas, practicar deportes náuticos, alquilar embarcaciones o relajarse frente al Mediterráneo. De ellas, las más populares son las playas de San Juan y El Postiguet, idóneas para dar un paseo, jugar al vóley, descansar y darse un baño. Las más alejadas y menos concurridas son la playa de la Albufereta, de la Almadraba, de Agua Amarga (adaptada para perros) y la playa Salada Urbanova. Sin olvidar la isla de Tabarca, la única isla habitada de la Comunitat Valenciana.

Y si busca un refugio más natural acérquese a El Palmeral, un bosque urbano de palmeras, lagos, estanques y ríos artificiales.

No importa la época del año en que visite Alicante, sentirá sobre su piel esa luz, alegría y calidez tan propia de las ciudades que miran al Mediterráneo.

PAPA NOEL ES DE ALICANTE 

Puede resultar chocante cuanto menos pero tiene su explicación. San Nicolás es el patrón de Alicante (se celebra el 6 de diciembre). Ahora bien, cuenta la tradición que San Nicolás embarcó en un barco de vapor desde el puerto de Alicante para navegar hasta los Países Bajos con la bodega cargada de mandarinas y galletas para entregar a los niños. Esta travesía y su llegada a puerto es la Sinterklass, una de las fiestas más populares en los Países Bajos (se celebra el 5 de diciembre). Esta festividad emigró a Nueva Amsterdam (actual Nueva York) y fue modificándose hasta denominarse Santa Claus. Por tanto, se puede decir que procede de Alicante.